Mientras algunos medios de comunicación se empecinan en presentar las 
Repúblicas Populares de Donetsk y Luhansk como “regiones rebeldes” que 
necesitan ser reunificadas a Kiev, pasan por alto las masacres y 
vejámenes que el gobierno ucraniano ha promovido en el este del país. En
 efecto, después del golpe de Estado de 2.014, efectuado al presidente 
Víctor Yanukovich (quien se negó a que Ucrania ingresara a la Unión 
Europea), diversos sectores del nuevo gobierno han provocado una oleada 
de violencia generalizada. El objetivo es que estos Estados que se 
declararon independientes sean controlados a como dé lugar por el poder 
central de Kiev. Según un informe realizado por el alto comisionado para
 los derechos humanos de la ONU, Zeid Ra’ad Al Hussein, entre el 1 de 
enero y el 18 de junio de 2017 se registraron 67 muertos y 308 heridos 
por el conflicto en el este de Ucrania, lo que significa que aumentó en 
74% el número de víctimas frente al mismo periodo de 2016 (http://www.ohchr.org/SP/NewsEvents/Pages/DisplayNews.aspx?NewsID=20329&LangID=S).
 Más de la mitad de las víctimas fueron asesinadas por los continuos 
bombardeos del ejército ucraniano en los que se incluyen civiles. 
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