Transcurrido más de un año de gestión Trump no logra encaminar su 
gobierno. Sus exabruptos y contramarchas son tan impactantes como el 
caótico manejo de su gabinete. Los desplantes, provocaciones e insultos 
han afianzado la imagen de un hombre descontrolado e irracional.  
 
Pero el magnate tiene objetivos muy precisos. Toda su estrategia apunta a
 utilizar la supremacía geopolítica y militar de Estados Unidos para 
revertir el declive económico de la primera potencia. Esa recomposición 
exige una dura pulseada con rivales y aliados de larga data. La batalla 
se desenvuelve en la arena comercial pero genera grandes peligros en 
todos los terrenos. 
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