En el Hospital Universitario de Al-Gumhuri, en Sanaa, el guardia de
seguridad que hay en el vestíbulo lleva la boca y nariz cubiertas con
una mascarilla y elude estrechar la mano de los familiares que le piden
permiso para visitar a los pacientes del hospital. El guardia explica a
uno de los visitantes: “Lo siento, estamos adoptando precauciones a
causa del virus”.
Se refería al virus de la gripe porcina (H1N1), que está infectando a los habitantes de uno de los países más pobres de Oriente Medio en mitad de una guerra civil devastadora que dura ya más de veinte meses, agravada por la intervención regional.
Este nuevo asesino apareció en escena a mediados de enero y a
principios de febrero había matado a 20 personas e infectado a otras 26,
según declaraciones del Ministerio de Sanidad yemení a Al-Monitor.
Tamim al-Shami, portavoz del Ministerio de Sanidad dijo a Al-Monitor:
“En la capital, Sanaa, 16 personas han sucumbido al virus”. En 2009 fue
cuando se informó, en EEUU y en México, de los primeros casos de seres
humanos infectados con el H1N1. En aquel tiempo, la Organización Mundial
de la Salud declaró el estado de emergencia al temerse una pandemia global. Los pacientes suelen presentar fiebre muy alta y neumonía.
A
principios de febrero, las autoridades locales de la provincia de
Hadramut, rica en petróleo y situada junto al Mar Arábigo, a casi 800
kilómetros de Sanaa, habían registrado 30 casos
de H1N1, cuatro de ellos mortales. Según las autoridades sanitarias, el
Hospital General Seiyun había tratado 15 casos. La ciudad de Seiyun se
extiende por un valle desértico a unos 360 kilómetros de la capital de
la provincia de Hadramut. Se pidió a las autoridades que proporcionaran
tratamiento, ropas de protección y dinero para el equipo médico.
El año pasado, Médicos Sin Fronteras (MSF) declaró que quince millones de personas
necesitaban asistencia médica vital en el Yemen. Los servicios
sanitarios del país habían ido deteriorándose incluso antes de que
estallara el actual conflicto. La guerra civil y el bloqueo
provocado por la intervención de la coalición árabe liderada por Arabia
Saudí han exacerbado en gran medida el sufrimiento del pueblo yemení.
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