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segunda-feira, 1 de fevereiro de 2016

La justicia israelí se niega a liberar un prisionero en huelga de hambre al borde de la muerte

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El periodista Muhammad al-Qiq deberá permanecer en prisión, a pesar de su estado crítico después de 63 días en huelga de hambre, así lo dictaminó el Tribunal Supremo de Israel el miércoles.
Al-Qiq solo ha consumido agua durante sus dos meses de protesta por su detención sin cargos ni juicio en virtud de una orden de detención administrativa emitida por un tribunal militar israelí.
Jawad Boulos, de la Sociedad de Prisioneros Palestinos, dijo que al-Qiq está parcialmente paralizado y tiene problemas para hablar. Su equipo legal advirtió que sus órganos están en riesgo de dejar de funcionar en cualquier momento.
No hay negociaciones
Boulos dijo que Israel se ha negado a negociar con al-Qiq. En lugar de ello, las autoridades israelíes han tratado de presionar a al-Qiq para que ponga fin a su huelga de hambre poniéndole comida a su lado y negándole el acceso a su abogado, a su familia y a un médico independiente.
La esposa de Al-Qiq, Fayha Shalash, ha dicho que la vida de su marido está en verdadero peligro y no puede sobrevivir muchos días más de huelga de hambre.
El hospital HaEmek, donde al-Qiq está alojado desde finales de diciembre, ha negado el examen del médico independiente de Médicos por los Derechos Humanos-Israel, dijo a The Electronic Intifada Amany DayIf, director del grupo de prisioneros y detenidos.
"Esto plantea muchas preguntas, especialmente a la luz de las declaraciones de al-Qiq acerca de ser tratado contra su voluntad", dijo DayIf.
El 10 de enero los guardias de la prisión en el hospital civil encadenaron al-Qiq a su cama mientras un equipo médico le ponía una vía intravenosa en el brazo para administrarle a la fuerza sales y minerales. Esta via permaneció en su brazo durante cuatro días, según el grupo de defensa de prisioneros palestinos Addameer.
Amnistía Internacional ha condenado estas medidas por ser equivalentes a la tortura.
Addameer declaró que cualquier tratamiento sin su consentimiento podría poner la vida de al-Qiq en peligro, refiriéndose a la muerte de los prisioneros palestinos detenidos por Israel que fueron alimentados a la fuerza durante una huelga de hambre masiva en 1980.

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