Son muchos los temores que inundan la política israelí y que irradian a
su sociedad, que bajo los oropeles de una riqueza aparente, oculta los
costos de una ocupación contra el pueblo palestino.
A pesar de su
discurso y su actuar belicista, Israel analiza con alarma la corriente
política internacional, que pone a la entidad sionista en el centro de
la crítica por su política colonialista, racista y criminal en
Palestina, su apoyo a grupos terroristas en Oriente Medio, el afán de
entorpecer el desarrollo de relaciones de Irán con el mundo, y practicar
una política de persecución contra todas aquellas voces que condenan su
actuar. Disimula tras el Muro de la Vergüenza el atropello contra cinco
millones de seres humanos. Esconde tras su aparente democracia
representativa, un régimen criminal que sólo gracias al aval, el veto en
el seno del Consejo de seguridad de las Naciones Unidas y el apoyo
militar y financiero multimillonario de Washington y sus aliados
europeos como Francia e Inglaterra – y sus grupos de presión - ha
logrado sortear las innumerables condenas internacionales y resoluciones
que llaman a cesar su política criminal. El ser punta de lanza de las
potencias occidentales en Oriente Medio tiene su precio e Israel lo
cobra con agrado y onerosamente.
Primer temor: Irán
Uno de esos temores que esbozo, tiene año, nombre y apellido: 1979,
República Islámica de Irán y la decisión de este país de contrarrestar
el poderío de la entidad sionista en la región. En estos días, ese
combate se ha trasladado a otras latitudes, a Latinoamérica, donde los
representantes diplomáticos y activistas sionistas están a full, con la
agenda laboral ocupada, para tratar de revertir, en algo, los efectos
del periplo del canciller iraní Mohamad Yavad Zarif y su delegación
política, empresarial y económica por estas tierras. Efectivamente, la
visita oficial del canciller persa, por 6 países latinoamericanos, Cuba,
Nicaragua, Ecuador, Chile, Bolivia y Venezuela, encendió las alarmas en
Tel Aviv por la amplia difusión y apoyo a este viaje de altísimo nivel
político, empresarial y comercial de la República islámica de Irán.
Esto, tras la firma de los Acuerdos Nucleares con el G5+1, que levantó
las sanciones a la nación persa, posibilitando vislumbrar un panorama
más auspicioso, que está permitiendo ampliar su abanico de relaciones
con gran parte del mundo.
Recordemos que Israel, impotente para
detener el inevitable Acuerdo entre Irán con el Grupo conformado por
Estado Unidos, Rusia, Inglaterra, Francia, China y Alemania, amenazó con
las penas del infierno al gobierno iraní, incluso con la opción
militar. En aquella ocasión, el Ministro de Asuntos Estratégicos de la entidad sionista, Yuval Steinitz sostuvo
que ante ese “mal acuerdo, nuestro país mantiene vigente la opción de
tomar medidas militares contra Irán, de manera de poder defender a
nuestro país, sobre todo si se amenaza nuestra seguridad nacional y
nuestra existencia misma”. Amenazas al viento pues el Acuerdo se firmó e
Israel simplemente quedó fuera de la mesa donde ansiaba estar.
Previo a la firma final del acuerdo nuclear en julio del año 2015, el
premier israelí Benjamín Netanyahu trató, por todos los medios a su
alcance, de generar una atmósfera de histeria y alarmismo respecto al
programa nuclear pacífico de Irán. Acusaciones que se plantean en un
marco de profunda iranofobia de Israel, además de una hipocresía
fundamentada en ser la entidad sionista poseedora de un mínimo de 200
ojivas nucleares y no adherir al Tratado de No proliferación Nuclear –
TNPN – lo que implica que no existe inspección técnica internacional que
permita controlar la producción de armas de destrucción masiva del
régimen israelí.
Sem comentários:
Enviar um comentário