Los datos de los días recientes iluminan la estrategia del 1 por
ciento más rico de la humanidad. Los medios divulgaron hacia finales de
enero un estudio de Oxfam, donde se asegura que de toda la riqueza
generada en 2017 en el mundo, 82 por ciento quedó en manos del 1 por
ciento más rico, mientras la mitad de la población no recibió
absolutamente nada. La economía funciona apenas para beneficiar a una
ínfima minoría que concentra cada vez más poder (goo.gl/qZwgNJ).
El
segundo dato proviene del Foro de Davos, donde se reúne el sector que
representa los intereses del 1 por ciento. Todas las crónicas aseguran
que los CEOS de las multinacionales y los hombres (hay pocas mujeres)
más poderosos del mundo, estaban felices y convirtieron el encuentro
anual en los Alpes suizos en una verdadera fiesta. Casi todos llegaron
en jets privados; por los cuatro días de encuentros y conferencias y el
acceso a las sesiones privadas pagaron 245 mil dólares (goo.gl/UBSLLa).
Realmente, tienen razones de sobra para estar felices. Las cosas,
suscosas, marchan de maravilla. Las cotizaciones en la bolsa de Wall Street se multiplicaron por tres desde la crisis de 2008. El índice Dow Jones estaba en 8 mil puntos durante 2009 y estos días cotiza a 26 mil. Una escalada permanente, aunque las economías están estancadas o apenas crecen. No hay ningún dato de la economía real que respalde el crecimiento exponencial de las bolsas, lo que muestra su desconexión con la producción y su conversión en meros casinos.
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