Semeja un círculo vicioso de difícil aunque no imposible salida.
También en América Latina el neoliberalismo, con sus privatizaciones y
reducciones de los gastos públicos, se ha erigido en potenciador por
excelencia de la COVID-19, y esta por su parte está provocando más
desigualdad, más hambre…; en fin, más capitalismo paroxístico, con el
grueso del “salvataje” fluyendo hacia los bancos, las grandes compañías,
en detrimento de las multitudes.
Ahora, al
buscar el “motor impulsor” del statu quo
recordemos que ya antes del megacontagio se ahondaban la indignación y la rabia
contra las élites que se alejan de las
bases, incumplen promesas democráticas y aplican ajustes sobre las
mayorías. Como resultado, una ola de manifestaciones populares que a la altura
del décimo mes del año IPS calificaba de “otra Revolución de Octubre”,
trasuntada en hirvientes protestas callejeras en Ecuador, Chile, Haití…,
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