“Es tanto el dolor e incapacidad para moverse que algunos han perdido
el control de sus extremidades”, indica Rodrigo Curipan, el werkén
(vocero) de 26 prisioneros políticos mapuches
que se encuentran al borde de la muerte en el sur de Chile. Llevan casi
120 días de huelga de hambre, y esta semana 16 de ellos optaron por
dejar de consumir líquidos, iniciando una huelga seca.
Once de ellos ya debieron ser trasladados al hospital debido a su
grave estado de salud, y los médicos no les dan más que unos días
de vida. Se indican graves arritmias cardiacas, taquicardias,
disneas, hipoglucemia, cefalea y hematuria. Además, denuncian tres
casos que presentan cuatro síntomas de covid-19, que podrían venir
de un brote del virus entre los gendarmes.
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