Hay una imagen demoledora que muestra la situación de la política actual
en Colombia: Mientras J M Santos se pasea orondo como rinrín renacuajo
por el mundo globalizado, exhibiendo su premio nobel de Paz y a su
adlátere aliado Timochenko Londoño, Uribe Vélez está detenido (así sea
en su fértil latifundio de 1000 hectáreas en las hermosas llanuras del
río Sinú) y de ser cierta la noticia contagiado del virus covid-19,
desesperado haciendo llamadas telefónicas a sus amigos, y mirando con
desasosiego pastar su ganado romosinuano y sus caballerías de paso
antioqueño. Enfrente, el gobierno bolivariano de Venezuela al que el
pelele de Uribe Vélez, Duke, junto con los lacayos del grupo de Lima,
aquel 2 de febrero de 2019, le daban pocas horas de existencia, continua
de pie ganando la batalla cotidiana contra el criminal bloqueo y el
saqueo al que lo somete el gobierno de Mr. Trump
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