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terça-feira, 15 de novembro de 2016

¿Qué significará el presidente Trump para Palestina?

Cuando ha llegado el día que casi nadie esperaba ver, son pocas las cosas que podemos decir con certeza.
Una de ellas es que la presidencia de Hillary Clinton habría sido un desastre para quienes apoyan la lucha del pueblo palestino por sus derechos.
Su fallida campaña la presentaba como la sucesora natural del presidente Obama, el demócrata que acaba de entregar a Israel –sin condiciones– el mayor paquete de ayuda militar de la historia.
Durante la campaña por las primarias del Partido Demócrata, Clinton se ‘vendió’ a sí misma como la aliada de la línea dura más beligerante y violenta del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu contra el pueblo palestino.
Ella prometió que haría del bloqueo a la acción no violenta del movimiento BDS por el boicot, la desinversión y la sanciones [a Israel] conducido por los palestinos una prioridad de su futura administración.
Ella se superó a sí misma haciendo campaña contra los pronunciamientos más moderados en relación con la necesidad de que Israel rinda cuentas de sus acciones. Entre otras cosas, la primavera pasada solicitó directamente a los integrantes de su Iglesia Metodista Unida que votaran en contra de la desinversión a las empresas que ayuden y se beneficien de la ocupación israelí.
Clinton manifestó ser una extremista anti-Palestina en un momento en que las propias bases del Partido Demócrata se mostraban más dispuestas que nunca a abrazar la causa de los derechos de los palestinos.
Su apoyo a ultranza a Israel es apenas una más de las muchas formas en que ella y los responsables de su partido se plegaban a los deseos de los donantes y se revelaban como desconectados de importantes segmentos de la población del país cuyo apoyo daban por descontado.
Pero Hillary Clinton no será presidenta.

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