Ante un nuevo aniversario de los ataques nucleares por parte de Estados Unidos sobre las poblaciones japonesas de Hiroshima y Nagasaki, miles de japoneses comenzaron la conmemoración para recordar las 300 mil víctimas de los ataques. En acto oficial, Shinzo Abe, primer mandatario
nipón, instó a la comunidad internacional a terminar con el armamento
nuclear mientras impulsa reforma constitucional para incrementar el
guerrerismo de su país.
En el Parque de la Paz, ubicado
en el hipocentro de la explosión nuclear, se llevó adelante el acto
oficial, donde participaron las principales autoridades gubernamentales
de Japón con la asistencia de 40.000 personas.
El primer ministro
Abe anunció que Japón “promoverá medidas para el desarme nuclear”
durante la cumbre de líderes del G7 que se celebra el año próximo en la
localidad costera de Shima.
Pero este nuevo aniversario, como
todos en Japón durante los áultimos años, es aprovechado por las
autoridades políticas de ese país para accionar sobre la situación
militar nipona. Si bien su Constitución tiene un marcado sesgo
pacifista, incorporado justamente luego de la Segunda Guerra Mundial,
desde hace tiempo Shinzo Abe impulsa una modificación en la Carta Magna
cuyo objetivo es ampliar la capacidad militar de la nación para dar vía
libre a la intervención de sus fuerzas militares por fuera de sus
fronteras.
El alcalde de la ciudad de Hiroshima, Kazumi Matsui,
convocó al desarme nuclear pero se distanció de Abe, al declarar que es
necesario “Trabajar con paciencia y perseverancia (para lograr sistemas
de seguridad que permitan eliminar la amenaza nuclear) será vital, y
requerirá que promovamos por todo el mundo el camino a la paz verdadera
revelado por el pacifismo de la Constitución japonesa”.
De forma contundente, los hibakusha,
sobrevivientes del ataque nuclear norteamericano, se oponen a las
reformas impulsadas por Abe, considerándolas inconstitucionales,
denunciando las intenciones guerreristas detrás de la maniobra. Durante
el acto, uno de los oradores, justamente un hibakusha, instó a
las autoridades japoneas a no cometer los mismos errores del pasado,
mientras desde los presentes se entonaban gritos de “no a la guerra”.
Como
todos los años, del acto participaron, además de la Emabajadora de
EEUU, la principal potencia nuclear del mundo, representantes de un
centenar de países -entre ellos potencias nucleares como Reino Unido,
Francia y Rusia-, y se colocó en el monumento una lista con los nombres
de las víctimas.
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