¿Cuáles fueron las causas del referéndum de julio? Muchos lo
vieron como si surgiera de la nada, como un comodín que el primer
ministro griego Alexis Tsipras se sacó de la manga. Pero también hay
dudas sobre sus motivaciones, incluso se especula que Tsipras pensó que
iba a perder.
Creo que el referéndum fue claramente un
intento de salir de la trampa en la que el gobierno estaba cayendo a
través del proceso de negociación. En realidad era bastante obvio que
durante la espiral descendente de concesiones, el gobierno y Tsipras se
dieron cuenta de que lo que proponían no iba a ser suficiente para la
Troika. Hacia la última semana de junio se veía claro que el acuerdo que
estaba tomando forma no pasaría la prueba interna dentro de Syriza y no
pasaría tampoco la prueba de la opinión pública. Los mensajes que
llegaban a la dirección y a Tsipras mismo desde el interior del partido,
desde mucho más allá de las filas de la Plataforma de Izquierda,
indicaban que lo que se estaba conformando no era aceptable. Los últimos
días de esa semana hubo también un cambio significativo de la opinión
pública. La gente decía que estaban hartos de estas negociaciones
interminables. Se entendía que la Troika estaba tratando de humillar al
gobierno griego. Tsipras, que como político tiende a ser del tipo que
juega y apuesta fuerte, pensó en el referéndum. La idea no era del todo
nueva y había sido sugerida antes por otros, incluyendo Yanis
Varoufakis, no como ruptura con el proceso de negociación, sino como un
movimiento táctico que podría fortalecer la postura negociadora. Estoy
seguro acerca de esto que digo porque conozco informes detallados de la
reunión clave del gobierno la noche del 26 de junio, cuando se anunció
el referéndum.
Aquí hay que decir dos cosas. La primera es que
Tsipras y la mayoría de las personas cercanas a él pensaban que el
referéndum iba a ser un paseo. Y eso era lo que parecía antes del cierre
de los bancos. La sensación general era que el referéndum se ganaría
abrumadoramente, con más del 70 por ciento. Esa expectativa era bastante
realista, sin el cierre de los bancos el referéndum se habría ganado
con facilidad, pero la significación política del No habría sido
distinta, ya que no habría existido la atmósfera de confrontación y
dramatismo creada por el cierre de los bancos y la reacción de los
europeos.
Lo que sucedió en esa reunión de gobierno fue que
varias personas, el ala derecha del gobierno, liderada por el Viceprimer
ministro Yanis Dragasakis, no estuvo de acuerdo con la convocatoria del
referéndum. Dragasakis es en realidad la persona que ha estado
supervisando todo el proceso de negociación del lado griego. Todos en el
equipo de negociación con la excepción del nuevo ministro de Finanzas,
Euclides Tsakalotos, son del grupo de Dragasakis y él era el ministro
más destacado que quería deshacerse de Varoufakis. Ese ala derecha del
gobierno pensó que el referéndum era una propuesta de alto riesgo. A
diferencia de Tsipras, que no era consciente de lo que se planteaba, el
ala derecha se daba cuenta de que se trataba de una decisión muy
polémica que daría lugar a una dura reacción de la parte europea. Lo
cual se confirmó luego. También estaban asustados de la dinámica de base
que pondría en marcha esa iniciativa. Desde otro sector, el líder y
ministro de energía y reconstrucción productiva y miembro de la
Plataforma de Izquierda, Panagiotis Lafazanis, dijo que el referéndum
fue la decisión correcta, aunque tardía, pero también advirtió que
equivalía a una declaración de guerra, que la otra parte cortaría la
liquidez y que en cuestión de días los bancos estarían cerrados. La
mayoría de los presentes pensó que eso era un chiste.
Sem comentários:
Enviar um comentário