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domingo, 23 de agosto de 2015

¿Qué podemos aprender del chantaje al gobierno de Syriza?

Muchas personas en Europa recibieron la elección de Alexis Tsipras como primer ministro de Grecia como una noticia esperanzadora. Cuando el presidente de Syriza, después de semanas de agotadoras negociaciones firmó el dictado de recortes, la decepción fue asimismo muy grande. Sería injusto y arrogante señalar a Alexis Tsipras y a Syriza con el dedo acusador de la moral. Mucho mejor sería reflexionar dentro de la izquierda europea bajo qué condiciones es posible en Europa hoy hacer una política democrática y social, es decir, de izquierdas.
Hemos aprendido una cosa: Mientras el supuestamente independiente y apolítico Banco Central Europeo pueda cerrar el grifo del dinero a un gobierno de izquierdas, una política que se oriente hacia principios democráticos y sociales será imposible. El exbanquero de inversión Mario Draghi no es ni independiente ni apolítico. Él trabajaba para Goldman Sachs, en el momento en que ese banco de Wall Street ayudó a Grecia a falsear los balances de su contabilidad. Así fue como se hizo posible la entrada de Grecia en el euro.
En los meses pasados muchos artículos de opinión se han ocupado de la pregunta de si el dracma debería ser introducido de nuevo. No sirve para nada y es una base errónea reducir el debate a esta pregunta. No solo en Grecia, sino en todo el sur de Europa el paro juvenil es insoportable y cada uno de los países que forman parte de la zona euro están siendo desindustrializados. Una Europa en la que la juventud no tiene futuro está en peligro de descomposición y de convertirse en el botín de fuerzas nacionalistas de extrema derecha renovadas.

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