No hay una plena conciencia del enorme impacto negativo que la Guerra Fría ha tenido en el mundo occidental, empobreciendo enormemente su
vida intelectual y académica. La purga del pensamiento crítico con las
estructuras del poder occidental que ocurrió durante la Guerra Fría a
los dos lados del Atlántico Norte explica, en gran parte, la enorme
incompetencia que ha regido en los mayores centros de decisión,
incompetencia que ha tenido efectos desastrosos, contrarios incluso a
los intereses de los establishments de los países de ese mundo. La
historia de la política exterior de EEUU y de los países de lo que pasó a
llamarse la Unión Europea ha incluido, después de la Segunda Guerra
Mundial, una serie de desastres que han afectado negativamente a sus
intereses. Es cierto que la política exterior de estos países intenta
conseguir la expansión de los intereses económicos y financieros que
dominan su política exterior. Pero también es cierta su enorme
incompetencia, acompañada de una gran arrogancia y prepotencia, que ha
llevado al desarrollo de políticas que han afectado negativamente a sus
intereses.
Un ejemplo claro de ello es lo ocurrido en Libia. El
general Gadafi era un dictador, uno más de los muchos que hay en el
continente africano. No era, ni con mucho, de los peores que hay en
aquella parte del mundo, donde las instituciones democráticas brillan
por su ausencia. Pero lo que lo hacía desagradable para las estructuras
del poder occidental (bien EEUU, bien Europa Occidental) era que no
seguía las órdenes establecidas por los responsables políticos de dicha
estructura de poder. De ahí que los establishments político-mediáticos
dominantes en EEUU y en la UE quisieran deshacerse de él.
Y
utilizando el argumentario ideológico que sirve como cobertura para su
intervencionismo militar, tales establishments se presentaron como los
defensores de la democracia y de la libertad. Y los Henri Lévy de turno
sacaron pecho para alentar a las tropas europeas a que atacaran
militarmente al gobierno de Gadafi. Y los mayores medios de información y
persuasión occidentales, sirvientes del poder, hicieron su parte
demonizando al dictador. El hecho de que el continente africano
estuviera lleno de dictaduras, muchas peores, por cierto, que la de
Gadafi, no se citó. Estos detalles en un proyecto bélico de tal
envergadura no tenían gran importancia. ¡Por fin lo consiguieron! Y
derrotaron al dictador.
Como resultado de aquella intervención
militar, hoy Libia es un país que se ha convertido en una auténtica
amenaza para Europa, habiéndose convertido en un centro del terrorismo
musulmán, lo que ha creado una de las peores situaciones existentes en
el norte de África, sin un gobierno digno de su nombre, y con una gran
inestabilidad y terror en su territorio que se expanden por todo el
Mediterráneo. Se mire como se mire, dicha aventura militar ha sido un
desastre monumental. Resultado de ello es que miles de personas han
muerto en naufragios en las costas de Libia, intentando huir del país.
Es más, Libia se ha convertido en el país base para que fugitivos de
Sudán, Nigeria, Somalia, Senegal y Ghana lleguen a las costas de los
países del sur de Europa, y muy en especial Italia, Malta y Grecia,
convirtiéndose en un problema masivo que la misma Europa que bombardeó y
destruyó a Gadafi es incapaz de resolver. Lo único que se les ha
ocurrido hacer es recurrir a las armas de nuevo, de manera que los
barcos de guerra de varios países europeos, en lugar de bombardear las
ciudades libias, como hicieron para derrocar a Gadafi, bombardean y
hacen naufragar ahora las barcazas llenas de fugitivos que salen de las
costas libias. Documentos revelados por WikiLeaks muestran planes
desarrollados para destruir en los mares de Libia incluso las naves que
transporten refugiados de este país. Estos planes militares, según tales
documentos, fueron aprobados por los 28 Estados miembros de la UE
(incluyendo, por lo tanto, España) el día 18 de mayo de este año. La
revelación de dichos documentos ha generado una protesta – ignorada por
los mayores medios –, apoyada por más de 300 académicos, expertos en
temas de inmigración, que han denunciado este plan. Ni que decir tiene
que los mayores medios de información y persuasión españoles no ha dicho
ni pío.
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