El periodista británico Duncan Campbell investigó el sistema de espionaje anglo-estadounidense durante varias décadas, con una perseverancia ejemplar. Dice Campbell: "En mis 40 años de reportar sobre
la vigilancia masiva, han allanado mi domicilio tres veces; me han
secuestrado cintas grabadas; han cancelado programas televisivos por
presión gubernamental cinco veces, me han amenazado; me han detenido una
vez -con cargos de hasta 30 años de cárcel por supuesta infracción a
leyes de secreto gubernamental. ¿Y por qué lo sigo haciendo? Porque,
desde el principio, mi trabajo investigativo reveló un alto nivel
(entonces muy difícil de imaginar) de vigilancia, complicidad y
ocultamiento de los gobiernos de Gran Bretaña y EE.UU. La vigilancia
además de externa (para proteger a los ciudadanos de supuestos enemigos
externos), era interna... esto le otorgaba al gobierno el poder
potencial de convertirse en un Estado policial, como lo dijo nuestra
fuente." [1]
La fuente de Campbell era John Berry, exagente
de Inteligencia del Ejército británico, quien en 1977 le reveló
información sobre un programa gubernamental de vigilancia secreta.
Campbell, su colega Aubrey de Time Out y Berry fueron arrestados
por un comando policial de élite. Los acusaron de poseer material "no
autorizado", y los llevaron a una prisión de máxima seguridad. El jefe
de MI5, el Servicio Secreto británico, había rotulado a Campbell como
"la persona que debía ser arrestada en primer lugar". El fiscal presentó
en contra de los detenidos cargos de espionaje, que conllevaban hasta
30 años de cárcel. Finalmente el gobierno se vio forzado a retirar los
cargos ante la honestidad del juez de la causa, que se negó a aceptar
las acusaciones de espionaje por falta de pruebas. Pero esta no había
sido la primera confrontación de Campbell con el Centro de
Comunicaciones del Gobierno (GCHQ, según sus siglas en inglés), la
agencia encargada de la vigilancia electrónica de Gran Bretaña.
En 1976, Campbell había escrito -con el periodista estadounidense Mark
Hosenball- un artículo titulado "The Eavesdroppers", el primer reportaje
sobre GCHQ. Desde ese momento estuvo en la mira de los agentes del
servicio secreto. El reporte de Campbell y Hosenball revelaba que la
GCHQ era la red de espionaje más grande de Gran Bretaña y operaba con
financiamiento de la poderosa Agencia de Seguridad Nacional (NSA) de
EE.UU. Su objetivo era interceptar y descodificar comunicaciones a
través del mundo. En el reporte se identificaba la estación de
vigilancia Menwith Hill Station como el mayor centro de escuchas
telefónicas de la NSA en Europa desde donde se interceptaban
comunicaciones entre EE.UU. y Europa. [Esta misma estación fue en años
recientes identificada como una de las estaciones de guerra cibernética
de EE.UU. y sus aliados, según pruebas aportadas por Edward Snowden.]
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