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sexta-feira, 28 de agosto de 2015

Conflictos geopolíticos bajo un manto religioso

¿Y si los conflictos de Medio Oriente no fueran de carácter religioso? Para el historiador y economista libanés Georges Corm, esta mirada reduccionista de la geopolítica solo sirve para legitimar la tesis del “choque de civilizaciones”. En su libro Para una lectura profana de los conflictos*, el académico muestra la cantidad de mecanismos que han permitido legitimar guerras injustas desde el final de la Guerra Fría. Una política que se basa en la instrumentalización de lo religioso.
Haciendo una lectura profana de los conflictos, ¿se opone usted a la teoría del “choque de las civilizaciones”?  
Se trata de un regreso a la politología clásica, una aproximación a las situaciones bélicas mediante un análisis multifactorial y no por una única causalidad, religiosa, étnica o pretendidamente moral. La tesis del choque de civilizaciones, según mi criterio, es una visión posmoderna de la división del mundo entre semitas y arios que provocó un antisemitismo espantoso que derivó en el genocidio de las comunidades judías europeas. Esta tesis perversa impide reflexionar sobre las causas de los conflictos. Cegada por la teoría del choque de las civilizaciones, la opinión pública puede apoyar empresas bélicas como la invasión de Irak y Afganistán y hasta las intervenciones en Libia, Siria y más recientemente en el Yemen.
En Medio Oriente se antepone con frecuencia el conflicto entre sunitas y chiitas. ¿No es la religión un vector conflictivo en esa región del mundo?  
Cuando reinaba el sah de Irán (1941-1979) su política no era nada diferente de la del régimen actual. Sin embargo nadie hablaba entonces de enfrentamientos entre sunitas y chiitas. Hoy son intereses políticos los que se ocultan detrás de lo religioso. Algunas encuestas publicadas especialmente por The New Yorker, debido al fracaso de la invasión de Irak, los EE.UU. han decidido provocar conflictos entre los chiitas y los sunitas. Creando especialmente la idea del triángulo chiita Irán/Siria/Hizbulá libanés considerado equivalente a un “eje del mal” Todo eso está muy ajeno a la complejidad de las realidades territoriales que implican los regímenes turco, catarí, saudí e israelí. La política occidental mantiene un eje en la visión interna “sunitas contra chiitas” y una externa “mundo islámico contra mundo occidental” en un plano más amplio. Se trata de un enfoque fantasioso, todos los gobiernos de los países musulmanes están dentro de la órbita de las potencias occidentales a excepción de Irán que está intentando normalizar sus relaciones con los EE.UU.

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