Más de 1.500 símbolos que conmemoran a los perdedores de esa guerra
se conservan en espacios públicos de EEUU –la inmensa mayoría en el
Sur–, de los que 718 son monumentos o estatuas. Veintitrés ciudades han
ordenado ya la retirada de estatuas, memoriales y placas que recuerdan a
los dirigentes del Sur racista y otras veinte tienen planeado hacerlo o
han visto de momento suspendidos los traslados a causa de demandas
judiciales.
El
debate no atiende a los argumentos tan socorridos en España sobre la
supuesta necesidad de no "abrir heridas". Políticos republicanos que en
el pasado se negaron a considerar la retirada de esos símbolos han
aceptado que la respuesta ahora debe ser diferente. Alcaldes demócratas
que no creían que fuera una prioridad han cambiado de opinión.
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