La primera victoria del
año fue a parar a los rusos, que retomaron Alepo en los días finales de
2016. El presidente ruso Vladimir Putin marcó su inauguración como nuevo
gobernante imperial de Siria marchando frente a Bashar al-Asad, el
presidente sirio cuya piel había salvado, en un desfile de la victoria en la base Khmeimim en Latakia. Es una escena que Putin podía haber copiado inconscientemente de un procónsul romano.
Para Putin, Siria era una guerra optativa. Rusia no compartía fronteras
con el Estado árabe y podía haber permitido que cayera Damasco sin que
Rusia se viera afectada. Putin entra en Siria con una fuerza militar
desestimada por la OTAN como inapropiada para tal propósito.
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