La guerra de Corea (1950-1953) nunca se saldó con un tratado de paz. La
herida se ha reavivado hoy con implicaciones profundas para toda la
región y para el mundo entero. El pulso entre Washington y Pyongyang
hace que la situación sea hoy inestable y el porvenir aleatorio.
La
actual espiral conflictiva no tenía nada de ineluctable. Para hacer
bajar las tensiones en la península habría bastado con que Estados
Unidos hubieran suspendido las grandes maniobras militares emprendidas
con Corea del Sur contra Corea del Norte -o que Pyongyang hubiera
respondido favorablemente a las ofertas de diálogo que tras su reciente
elección presentó el nuevo presidente surcoreano Moon Jae-in.
Sem comentários:
Enviar um comentário