Compañeras, compañeros, un diluvio de amenazas, prohibiciones, registros
y anulaciones de derechos y libertades está cayendo sobre el pueblo de
Catalunya. El pasado 11 de Septiembre, en la Diada celebrada en el
abarrotado Fossar de les Moreres, ya dijimos que debíamos prepararnos
para resistir la represión que se endurecería contra el pueblo catalán.
Ahora, una semana después, en esta plaza pública también abarrotada,
reiteramos nuestro incondicional apoyo, nuestra solidaridad y nuestro
compromiso con la libertad del Principat y de los Països Catalans.
Hasta
este día 17 de Septiembre el Estado ha utilizado a baja presión el
lanzallamas del Artículo 155 de la Constitución monárquica, pero ha
dudado en meterle máxima presión porque no os arrodilláis con el
documento nacional de identidad español en la boca. También ha
despertado de su plácida somnolencia al rebaño intelectual que pace en
el pesebre de las subvenciones y de la industria político-cultural, para
que, a coro, arremeta contra vuestros derechos, que son los de todos.
Como dijimos en la Diada, la apisonadora y la trituradora estatal de las
que hablábamos en el Fossar se están activando al máximo.
Sin
embargo, por razones que sería largo exponer ahora, muchas personas de
buena fe creían que el avance a la democracia, a la soberanía y tal vez a
la independencia, sería bastante tranquilo, sin problemas, porque al
final el Estado español aceptaría la voluntad catalana pacíficamente
expresada. Y tened en cuenta que ahora mismo hablo de «democracia» y
«soberanía» en abstracto, sin decir nada de su contenido y esencia de
pueblo trabajador oprimido nacionalmente, de mujeres sometidas a la
triple explotación, de juventud popular empobrecida y precarizada, etc.,
porque estaros seguros que las violencias del Estado golpearán hasta
los rincones más ocultos de esta Catalunya trabajadora según el
independentismo desarrolle su contenido socialista, y golpearán con el
apoyo decidido de la burguesía autóctona anti independentista y
reaccionaria hasta la médula.
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