En Melchor Romero, a diez kilómetros de La Plata, funciona uno de los
tres grandes neuropsiquiátricos estatales de la provincia de Buenos
Aires. En un edificio rodeado de un gran parque hay 526 personas
internadas; de ellas, 217 son mujeres. Algunas viven ahí desde hace 30,
40 y hasta 60 años. Aisladas, con la memoria de los tratamientos de
electroshock y sin derecho a la intimidad, sus destinos están atados a
una cuestionada institución que debe desaparecer en el año 2020. Ella
acepta conversar en la penumbra de la sala, mirando hacia una puerta por
donde se quiere meter la mañana.
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