La escasa recuperación de la Memoria Histórica en los círculos
políticos, mediáticos e incluso académicos españoles explica que no se
haya corregido la tergiversada historia de este país, tergiversación que
continúa dominando el relato del pasado y del presente. No hay plena
conciencia ni hay pleno reconocimiento, por ejemplo, de que la Guerra
Civil fue un golpe militar contra un sistema democrático gobernado por
unas fuerzas políticas promotoras de reformas urgentes y necesarias que
estaban afectando los intereses de las clases privilegiadas y dominantes
que, siendo una minoría de la población, necesitaron de una enorme y
cruel represión frente a la mayoría de la población, que eran las clases
populares. De no ser por la enorme resistencia popular en la mayor
parte de los territorios españoles, aquel golpe militar se hubiera
impuesto en cuestión de dos o tres meses. Pero a pesar de la ayuda de
las tropas nazis alemanas y fascistas italianas, y de la escasa ayuda
militar que el gobierno republicano recibió de los supuestamente
democráticos gobiernos occidentales (temerosos estos de que las reformas
altamente populares del Frente Popular contaminaran a sus propias
clases populares), no pudieron conseguir someter a la mayoría de la
población hasta tres años más tarde, estableciendo uno de los regímenes
más represivos, crueles y terroristas (es decir, que el terror era una
política del Estado) que hayan existido en Europa durante el siglo XX.
Nunca hay que olvidar que por cada asesinato que cometió Mussolini, el
régimen de Franco cometió diez mil.
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