Desde 2011, cada mes de marzo nos invita a hacer una nueva pregunta
sobre la revolución de tanta importancia existencial para nosotros como
para la misma revolución. Hoy, seis años después de esa revolución,
quizá la pregunta siga siendo: ¿Cuál es la esperanza de vida de una
revolución? ¿Podría de algún modo tener un límite de tiempo?
A lo
largo de la línea del tiempo con la que estamos familiarizados, la
revolución dura hasta ahora seis años. Sin embargo, en esos años se han
ido condensando innumerables generaciones de ideas, estados e historias,
así como horrores de diferentes proporciones y grados. No obstante, la
revolución ha permanecido firme en su lucha, aunque en estos momentos
sea difícil definirla o identificar a sus representantes. Esta firmeza
está fundamentalmente vinculada a una fuerte amenaza común, reforzada
por la crueldad del autoritarismo asadista en su batalla para
sobrevivir; esta amenaza es la conciencia pública que ha prevalecido en
Siria y que ha crecido para defender la dignidad de su pueblo.
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