En noviembre de 2013, después de la decisión del gobierno ucraniano
de no firmar el acuerdo de asociación con la Unión Europea, estalló en
el país un golpe de Estado que se produjo tras a un aumento de la
violencia y estaba apoyado e incitado por unos partidos y “ONG” que
tenían relación directa con las potencias occidentales. Los movimientos
neofascistas parecen haber desempeñado un papel fundamental en el golpe
que les permite estar en el primer plano de los acontecimientos al
restablecer su legitimidad en el nuevo orden estatal ocupando unas
funciones clave en el aparato gubernamental e incidir en la
reestructuración de las relaciones de fuerza internas. Paralelamente al
realineamiento de Ucrania con los intereses estratégicos del
imperialismo (apertura económica, asociación con la UE, asociación de facto
con la OTAN, oposición a Rusia), asistimos al inicio de un proceso de
fascistización ideológica Para entender este proceso y examinar la
realidad política actual I nvestig’Action ha entrevistado al secretario general del Partido Comunista de Ucrania Petro Simonenko.
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