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quarta-feira, 14 de setembro de 2016

¿Promueve Israel una guerra civil palestina?

La división en el seno de la sociedad palestina ha alcanzado niveles sin precedentes y se ha convertido en un obstáculo determinante en cualquier estrategia unificada para poner fin a la violenta ocupación de Israel o para unir a los palestinos en una sola meta.
El recién nombrado ministro de Defensa israelí, el ultranacionalista Avigdor Lieberman, lo comprende muy bien. Su táctica desde que ascendió al cargo en mayo pasado se centra en invertir al máximo en esas divisiones como medio de fracturar la sociedad palestina aún más.
Al lado de los militares israelíes, Lieberman resulta más “extremista” aún. Su legado anterior está plagado de declaraciones violentas y racistas. Entre sus hazañas más recientes destaca el haberse referido al difunto Mahmoud Darwish, el poeta más célebre de Palestina. Llegó a comparar la poesía de Darwish –que reclama la libertad de su pueblo– a la autobiografía de Adolph Hitler, Mein Kampf. Aunque esa no es la declaración más escandalosa de Lieberman.
Las provocaciones anteriores de Lieberman son muchas. Hace poco, en 2015, amenazó con decapitar con un hacha a los ciudadanos palestinos de Israel que no fueran totalmente fieles al “Estado judío”, propugnó la limpieza étnica de los palestinos de Israel, y lanzó un ultimátum de muerte contra el ex primer ministro palestino, Ismail Haniya.
Sin embargo, declaraciones escandalosas aparte, la última estratagema de Lieberman, resulta más extravagante aún. El ministro de Defensa de Israel tiene previsto imponer un código de colores a las comunidades palestinas en Cisjordania ocupada, que los divida en verde y rojo, siendo el verde para “los buenos” y el rojo para “los malos”; así, a los primeros los recompensará por su buen comportamiento y a los segundos los castigará colectivamente aunque sólo sea uno de los miembros de la comunidad el que se atreva a resistir al ejército de ocupación israelí.
Una versión de este plan se intentó aplicar hace casi 40 años pero fracasó totalmente. Que propósitos aberrantes como este se propongan bien entrado el siglo XXI sin que concurra la protesta internacional es incomprensible.
Los códigos de color de Lieberman irán acompañados de una campaña para resucitar las llamadas “Liga de los Pueblos”, otro experimento fallido de Israel ideado para imponer un liderazgo palestino “alternativo” que vincule a “notables” palestinos y no a los dirigentes elegidos democráticamente.
La solución de Lieberman es fabricar un liderazgo que, como en el caso de la “Liga de los Pueblos” de los años 70 y 80, será sin duda considerado por la mayoría de la sociedad palestina como traidor y colaboracionista.
Pero, ¿qué ses exactamente la “Liga” y cómo funcionará en esta ocasión?

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