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quarta-feira, 21 de setembro de 2016

Tenemos la prueba y la convicción: es un golpe

Es difícil imaginar un bombardeo temático más intenso que el que vivimos estos dos años anteriores al golpe. A pesar de ello, el ‘golpe de nuevo cuño’, construido para aparentar que no se trataba de un golpe, se está desvelando en un combate diario, especialmente trabado en las redes sociales. Como si se tratase de una novela de pésima calidad, su hoja de ruta se va haciendo cada día más previsible. Concluido el episodio de la destitución de Dilma, llegaba el momento de hacer inviable una posible candidatura de Lula.
No es sencillo escoger la escena más ridícula de entre las que nos proporcionaron los golpistas en esta última semana. La incuestionable ganadora fue la patética exposición del procurador Deltan Dallagnol, con su célebre powerpoint, transformado en pitada nacional, entrando en el anecdotario de las sandeces con su frase “no tenemos la prueba, pero tenemos la convicción”. No obstante, el episodio protagonizado por un capitán del ejército formado en nuestra más importante academia militar, más propio de una acción de espionaje de la serie televisiva Agente 86, más allá de chocar por su grotesco instinto primario, revela un grave desvío de la finalidad de las fuerzas armadas, encendiendo la luz amarilla de una nueva fase represiva.
En esta selección no podía faltar la entrevista con el ministro golpista José Serra, incapaz de recordar los países que componen los BRICS, la articulación internacional de mayor envergadura en que se encuentra Brasil.
Pero más allá de la incompetencia que muestran estos sorprendentes episodios. Se percibe que el golpe, para avanzar en su previsible hoja de ruta, necesita limitar las libertades democráticas, espiar, forjar nuevas pruebas, reprimir, como cualquier golpe político. Es sintomático que el Ministerio de Justicia convoque un seminario para discutir una forma de ‘reinterpretar el artículo 5º de la Constitución sobre la libertad de manifestación y reunión política’.
Lo que está en cuestión es la imposibilidad de implementar las impopulares medidas golpistas conviviendo con libertades democráticas. Saben que será necesario estrechar aún más los márgenes democráticos de nuestro limitado sistema político. Necesitan destruir los mecanismos nacionales que protegen la soberanía económica, ampliando y cristalizando jurídicamente el dominio absoluto del capital financiero internacional.

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