Es difícil imaginar un bombardeo temático más intenso que el que
vivimos estos dos años anteriores al golpe. A pesar de ello, el ‘golpe
de nuevo cuño’, construido para aparentar que no se trataba de un golpe,
se está desvelando en un combate diario, especialmente trabado en las
redes sociales. Como si se tratase de una novela de pésima calidad, su
hoja de ruta se va haciendo cada día más previsible. Concluido el
episodio de la destitución de Dilma, llegaba el momento de hacer
inviable una posible candidatura de Lula.
No es sencillo escoger
la escena más ridícula de entre las que nos proporcionaron los golpistas
en esta última semana. La incuestionable ganadora fue la patética
exposición del procurador Deltan Dallagnol, con su célebre powerpoint,
transformado en pitada nacional, entrando en el anecdotario de las
sandeces con su frase “no tenemos la prueba, pero tenemos la
convicción”. No obstante, el episodio protagonizado por un capitán del
ejército formado en nuestra más importante academia militar, más propio
de una acción de espionaje de la serie televisiva Agente 86, más
allá de chocar por su grotesco instinto primario, revela un grave desvío
de la finalidad de las fuerzas armadas, encendiendo la luz amarilla de
una nueva fase represiva.
En esta selección no podía faltar la
entrevista con el ministro golpista José Serra, incapaz de recordar los
países que componen los BRICS, la articulación internacional de mayor
envergadura en que se encuentra Brasil.
Pero más allá de la
incompetencia que muestran estos sorprendentes episodios. Se percibe que
el golpe, para avanzar en su previsible hoja de ruta, necesita limitar
las libertades democráticas, espiar, forjar nuevas pruebas, reprimir,
como cualquier golpe político. Es sintomático que el Ministerio de
Justicia convoque un seminario para discutir una forma de ‘reinterpretar
el artículo 5º de la Constitución sobre la libertad de manifestación y
reunión política’.
Lo que está en cuestión es la imposibilidad de
implementar las impopulares medidas golpistas conviviendo con
libertades democráticas. Saben que será necesario estrechar aún más los
márgenes democráticos de nuestro limitado sistema político. Necesitan
destruir los mecanismos nacionales que protegen la soberanía económica,
ampliando y cristalizando jurídicamente el dominio absoluto del capital
financiero internacional.
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