La reunión de alto nivel de la ONU sobre refugiados y migrantes iba a
ayudar a reubicar a una de cada 10 personas en esa situación. En cambio,
los estados miembro apenas si asumieron compromisos vagos, como una
campaña para terminar con la xenofobia.
Las organizaciones y las
personas que trabajan en cuestiones de derechos humanos y humanitarias
quedaron decepcionadas con el resultado del documento acordado por los
estados antes del encuentro, programado para este lunes 19 en la sede de
la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en Nueva York, porque no
llega a crear un marco integral y vinculante que proteja a los
refugiados.
“Si los líderes globales adoptan una resolución con
lindas palabras, pero sin compromisos concretos, no lograrán marcar una
diferencia en la vida de las personas que huyen de las guerras y los
conflictos”, dijo a IPS el director de la oficina de Amnistía
Internacional en la ONU, Richard Bennett.
Muchas de las personas
consultadas por IPS coincidieron en que los estados miembro más ricos
pierden una oportunidad crucial de hacer frente a la xenofobia y al
racismo al permitir que los refugiados se reasienten en su países.
“Cuando
hablas con los refugiados, te dicen que los hombres con las
Kaláshnikovs los empujan, pero que los de traje, huyen”, apuntó Arvinn
Gadgil, director de Asociaciones y Política del Consejo Noruego para los Refugiados, en diálogo con IPS.
“Parecía
que los estados miembros estaban deseosos realmente de encontrar un
mecanismo para compartir la responsabilidad. Quizá de forma ingenua,
pensamos que era cierto, y por supuesto estamos decepcionados. Ese era
uno de los resultados de la cumbre que ahora parece que no lograremos”,
se lamentó.
Gadgil se refirió a las negociaciones como una
“carrera hacia el abismo”, que llevó a una “sistemática aversión por el
riesgo” y a una abrumadora preocupación por sus intereses nacionales.
“Hay
muy pocos motivos para ser optimistas”, reconoció, criticando las
conversaciones previas que, según dijo, estuvieron dominadas por el
“menor denominador común de la vergüenza”.
“Hay una crisis enorme
y estos diplomáticos se sientan en Nueva York a discutir términos que
pueden o no llegar a implementarse (…) hay una brecha enorme entre su
discurso y la realidad”, subrayó Bennett, al relatar el proceso por el
cual los países cambian promesas significativas por vagas afirmaciones
de responsabilidad compartida.
El número de personas desplazadas
se mantiene elevado en todo el mundo y como nunca antes en la historia
de la ONU. Unas 65 millones de personas fueron obligadas a abandonar sus
hogares; una de cada 113 es refugiada, solicitante de asilo o
desplazada interna, 21,3 millones de esas personas es refugiada y 51 por
ciento son menores de edad.
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