1.
El día 31 de agosto se consolidó el golpe judicial/mediático en el
Congreso Nacional. La burguesía concluyó la primera etapa de la
conspiración que viene desde octubre de 2014, para entronar, de
cualquier manera, un gobierno totalmente subordinado y dispuesto a
cargar todo el peso de la crisis económica sobre los hombros de la clase
trabajadora.
Ahora, está en curso la etapa de acelerar la implantación de medidas neoliberales, que sólo interesan al capital financiero y al gran capital, aumentando la explotación del trabajo, disminuyendo salarios, aumentando el desempleo y aplicando un programa de privatizaciones y ajuste fiscales que avergüenzan hasta al FMI.
Todos los días hay anuncios absurdos que violan la CLT [Consolidación de Leyes de Trabajo], la Constitución y los derechos sociales conquistados a duras penas, por décadas de luchas sociales.
Ahora, está en curso la etapa de acelerar la implantación de medidas neoliberales, que sólo interesan al capital financiero y al gran capital, aumentando la explotación del trabajo, disminuyendo salarios, aumentando el desempleo y aplicando un programa de privatizaciones y ajuste fiscales que avergüenzan hasta al FMI.
Todos los días hay anuncios absurdos que violan la CLT [Consolidación de Leyes de Trabajo], la Constitución y los derechos sociales conquistados a duras penas, por décadas de luchas sociales.
2. Por lo
tanto, el gustito de la victoria parlamentaria duró poco. El golpe no
consiguió ser legitimado, ni por opinión pública, ni por el pueblo y
hasta fue deslegitimado internacionalmente.
El presidente
impostor fue humillado en la reunión del G-20, en que los demás
gobernantes ni siquiera lo llamaron como presidente. ¡Y él tuvo que
aprovechar el viaje para ir a comprar zapatos en un Shopping Center
cualquiera! ¡Pobrecito!
Desde el punto de vista jurídico,
la farsa cayó cuando los senadores no tuvieron el coraje de imputar la
pérdida de derechos de la presidenta Dilma, revelando así que no hubo
crimen. Y peor, tres días después, los mismos senadores aprobaron el
proyecto que legaliza las "pedaleadas fiscales". Acaso, ¿no era crimen?
Pero
la más dura respuesta vino de las calles. El domingo 4 de septiembre, a
menos de una semana del golpe, más de cien mil jóvenes de São Paulo
salieron a las calles a protestar, levantando las banderas de FUERA,
TEMER, ELECCIONES DIRECTAS YA y NINGÚN DERECHOS MENOS. Sin ningún
estímulo de las radios y cadenas de televisión, que siguen siendo
totalmente serviles a los golpistas.
Después, el día 7 de
septiembre, se repitieron centenares de manifestaciones en todo Brasil,
con miles de brasileños/as, en torno al “Grito de los Excluidos”, con
las mismas banderas.
Y culminó con la clase media
abucheando por cinco minutos durante la apertura de las olimpiadas
paraolímpicas en el Estadio Maracaná.
3. Qué será de este
gobierno, nadie lo sabe. Del lado de la burguesía, ellos también tienen
dudas. El gobierno golpista no consigue unir políticamente a las fuerzas
conservadoras. Su plan neoliberal no va a sacar al país de la crisis
económica y política; al contrario va a agravarla, trayendo
consecuencias graves para toda la población. Los signos de corrupción de
sus miembros se contradicen con el discurso y los intereses de la
llamada “Republica de Curitiba”. Por eso, el Abogado General de la Unión
fue demitido sumariamente.
¿Hasta cuándo los medios y el
poder judicial van a esconder las declaraciones de los empresarios, de
las propinas ilegales que involucran a ilustres ministros e inclusive al
propio presidente impostor?
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