La egocéntrica Europa impuso durante siglos en la educación de todo el
mundo un mapa mundi en el que Europa estaba artificialmente agrandada y
África empequeñecida, hasta que Arno Peters, un cartógrafo alemán, puso
en evidencia esta deformación de la “grandeza” europea y propuso un mapa
más acorde con el tamaño real de cada continente. Europa, sus
ciudadanos educados con el mapa de la falsa grandeza europea e
informados en los medios que dan una imagen estereotipada y negativa del
continente africano, tiene la apesadumbrada sensación de ser
responsable de salvaguardar el bien en el mundo, de desarrollar a los
africanos, porque ellos solos no son capaces de hacerlo. Sin embargo, la
realidad es bien distinta.
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