En Francia algo está cambiando, pero no poseemos marcos interpretativos
adecuados. Empiezo por algunos problemas de enfoque para explicar luego
la estrategia y el discurso de Macron y los dilemas y perspectivas de
los cambios en Francia.
Una interpretación realista
Ya hace cuatro décadas, E. Laclau hablaba de un populismo de clases
dominantes y otro populismo de clases dominadas. Ch. Mouffe avanza y
distingue entre un populismo de derechas (o reaccionario) y otro de
izquierdas (o democrático-progresista). En todo caso, el significante
‘populismo’ (al igual que ‘izquierda’) es polisémico y equívoco,
especialmente en Europa con un potente populismo derechista, xenófobo y
reaccionario. Es difícil ‘resignificar’ ese significante; además, se
manipula mediáticamente para adjudicar a fuerzas alternativas
características antidemocráticas, ultranacionalistas o extremistas que
sirvan para aislarlas de la mayoría de la sociedad. Confunde más que
aclara la interpretación y la posición normativa de las distintas
tendencias políticas. No es muy conveniente su uso para identificar
dinámicas de progreso. Hay que explicar e interrelacionar los hechos, su
interpretación y su nominación, que debe precisar su significado. No
vale el determinismo economicista ni el idealismo discursivo. Veamos la
experiencia francesa.
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