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sábado, 22 de abril de 2017

Intento de asesinato en masa en Arkansas

Si logra su objetivo, este mes, el gobernador republicano de Arkansas, Asa Hutchinson, ejecutará a ocho hombres en once días. El 27 de febrero de este año, Hutchinson emitió las órdenes de ejecución de los reclusos, con jornadas de doble ejecución pautadas para el 17, 20, 24 y 27 de abril, porque el suministro estatal de midazolam, uno de los tres fármacos que se utiliza en el “cóctel” de ejecución, vencerá a fines de abril. Al momento de escribir esta columna, tres de las ocho ejecuciones fueron suspendidas temporalmente; las otras cinco tienen fecha programada en lo que sería una ráfaga de ejecuciones sin precedentes en la historia moderna de Estados Unidos.
Megan McCracken es abogada y forma parte de la Clínica Jurídica sobre Pena de Muerte de la Facultad de Derecho de la Universidad de California, en Berkeley. En una entrevista para Democracy Now!, declaró: “El midazolam es un fármaco ansiolítico, una benzodiacepina. Como ansiolítico es potente y se usa en el pre-operatorio en las cirugías, pero no es un anestésico. Eso significa que no es el tipo de fármaco que se usa solo para que una persona despierta y consciente sea sometida a anestesia quirúrgica y sea mantenida en ese estado. Y eso es lo que se necesitaría para que la ejecución sea humana, en virtud de la Constitución. Este fármaco no es apropiado para ello. Tenemos una situación creada por el estado donde se apresura a utilizar un fármaco antes de su vencimiento, incluso cuando el mismo no es apropiado para el uso que se le quiere dar”. El midazolam es el primer fármaco del combo letal de Arkansas que se inyecta al condenado durante la ejecución.

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