Junto
a las deportaciones y el incremento de la criminalización del migrante,
uno de los ejes más visibles y polémicos de la política migratoria del
actual gobierno estadounidense ha sido la iniciativa de la construcción
del muro. Entre las razones de la administración gringa para la
construcción del muro se encuentran detener la migración mexicana,
controlar las actividades del narco-crimen organizado y contener las
amenazas a la seguridad nacional. No obstante, estas iniciativas, lejos
de basarse en una lectura histórico-estructural y sociopolítica de estos
procesos fronterizos, se fundamentan en prejuicios xenófobos. Los
muros, que ya existen en ciertos cruces fronterizos –por ejemplo
Tijuana/San Isidro y Ciudad Juárez/El Paso-, no han servido para frenar
la migración, que durante el cambio de siglo se incrementó debido a las
reformas neoliberales y a la demanda de mano de obra de Estados Unidos
(EU); sólo sirvieron para incrementar exponencialmente el número de
muertes de migrantes. Tampoco redujeron el trasiego de drogas y la
actividad de los grupos del crimen organizado, quienes se valieron del
uso de túneles, de camiones con compartimentos secretos y otras
estrategias para burlar a las autoridades. Finalmente, no es por la
frontera sur por donde las principales amenazas a la seguridad nacional
–los grupos terroristas- han ingresado a EU en las últimas décadas.
Sem comentários:
Enviar um comentário