A mí me asombra. De las personalidades que más me interesan en la
izquierda europea tres son socialdemócratas que, por serlo, abandonaron
los partidos socialistas oficiales, devinieron defensores a ultranza de
los derechos sindicales y laborales y son críticos muy duros de la Unión
Europea. Me refiero a J. P. Chevenement, a Oskar Lafontaine y, sobre todo, a J-L. Mélenchon.
A Jean-Luc lo vi hace pocas semanas en Roma en un debate sobre la UE y
su futuro; como siempre, claro y preciso. Si llegara a la Presidencia de
Francia, su propuesta sería reformar los Tratados y poner fin a las
políticas de austeridad. Si esto no fuese aceptado, iniciaría el proceso
de salida del euro. Es más, en una conversación privada me dijo que él
no aceptaría un acuerdo con Hamon y que arriesgaría. Él creía que
el pacto con los socialistas significaría el fin de cualquier proyecto
alternativo en Francia, dejando las manos libres a Marie Le Pen.
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