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domingo, 30 de abril de 2017

Mientras Trump inspira temor en la comunidad inmigrante, se gesta un nuevo movimiento para el Día del Trabajador


Como tantos millones de inmigrantes, Arturo Hernández García llegó a Estados Unidos en busca de forjar una vida mejor para su familia. Es uno de los más de once millones de inmigrantes indocumentados sin los cuales la economía estadounidense se paralizaría. Sin embargo, estos trabajadores se ven obligados a vivir entre las sombras, bajo peligro de arresto, detención y deportación. En 2015, Arturo vivió nueve meses refugiado en una iglesia de la Primera Sociedad Unitaria de Denver. En aquel entonces, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas ( ICE , por su sigla en inglés) le notificó que no se lo consideraba “prioridad para expulsión” de Estados Unidos y que se iba a ejercer “discreción procesal”, permitiéndole seguir con su vida. Todo eso terminó el miércoles pasado. Mientras cargaba materiales para su trabajo como colocador de azulejos, Arturo fue arrestado por el ICE y puesto bajo detención. Los agentes del ICE le dijeron a uno de sus defensores que la carta que había recibido del gobierno de Obama no contaba, ya que no había más “prioridades”. Todas las personas indocumentadas serán perseguidas por igual, aparentemente.

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