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terça-feira, 31 de maio de 2016

"Ellos son muertos vivientes, nosotros somos el futuro"

El vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia, Álvaro García Linera, participó de una exposición sobre "Restauración conservadora y nuevas resistencias en Latinoamérica" en el marco del lanzamiento de la Fundación Germán Abdala, una iniciativa conjunta de ATE Capital y UTE Capital. El evento se realizó en el auditorio de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y contó con la participación del sociólogo y politólogo brasileño Emir Sader y el filósofo y politólogo Eduardo Rinesi.

García Linera comenzó aclarando que "no estamos en un buen momento, claro. Tampoco es un momento terrible. Es un momento de inflexión histórica. Después de diez años de intenso avance de gobiernos progresistas y revolucionarios se ha detenido, y en algunos casos retrocedido. Hay que hacer un análisis de plaza: las fuerzas y el escenario real, sin ocultar nada."

Si bien consideró que existe "un ataque contra la década dorada, virtuosa de América Latina, de doce o trece años en que el continente ha vivido los momentos de mayor autonomía y soberanía desde la fundación de sus estados", centró su exposición en el análisis y la autocrítica de los procesos progresistas latinoamericanos. "La derecha siempre buscará sabotear estos procesos populares, tenemos que evaluar nuestros límites y tropiezos", agregó.

El vicepresidente boliviano puntualizó seis límites de estos procesos latinoamericanos:

"1. Contradicciones al interior de la economía, como si le hubiésemos dado poca importancia. Cuando uno es opositor importa más el discurso, tener ideas y propuestas de economía más o menos creíbles. Cuando uno se vuelve estado, la economía se vuelve lo decisivo. Es la base de cualquier proceso revolucionario. Cuidar la economía y ampliar procesos de redistribución y crecimiento. Las mismas preocupaciones tenía Lenin. En la posguerra se ocupa de la gestión económica. La economía social y comunitaria sólo podía surgir en un contexto internacional, mientras tanto había que resistir con el poder político en manos de los trabajadores revolucionarios. En la economía nos jugamos nuestro destino. Si no hay satisfactorios básicos, ningún discurso sirve, por muy esperanzador que sea.

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