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segunda-feira, 2 de maio de 2016

“Líbano cuenta con buenas prácticas sobre la emigración que puede transmitir a Europa”

Líbano acoge actualmente a una de las mayores poblaciones refugiados sirios del mundo. La politóloga Tamirace Fakhoury habla acerca de cómo aborda su país el reto que esto supone y sobre qué puede aprender Europa de ello.
Middle East Monito (MEMO): El nuevo informe sobre Líbano del Bertelsmann Transformation Index, BTI 2016 , concluye que el impacto que tiene la crisis de los refugiados sirios sobre la capacidad de reforma del gobierno libanés es enorme. La descomunal población refugiada “ha intensificado las tensiones internas y los desacuerdos, lo que ha llevado a una paralización de las reformas y de los nombramientos de altos cargos del gobierno”, [según el informe]. ¿Nos lo puede explicar?
Tamirace Fakhoury: Líbano tienen la mayor concentración de refugiados per capita del mundo, más de un millón. Esto supone un shock demográfico para un país con una población de cuatro millones y medio de habitantes. Sin embargo, el impasse político en el que se encuentra Líbano no se puede atribuir únicamente a la crisis de los refugiados sirios. Otra razón es la política del sectarismo a consecuencia de la cual muchos partidos luchan por el reparto de poder y la atribución de recursos. El hecho de que Líbano haya estado en el centro de tanta agitación política también ha contribuido a lo que en este contexto he denominado la “sobrecarga de gobernanza”. Por ejemplo, desde mayo de 2014 el parlamento es incapaz de acordar el nombramiento de un presidente.
MEMO: ¿Hasta qué punto es estable Líbano en estos momentos?
TF: Lo que mantiene unido el sistema político es que de manera informal las partes rivales están de acuerdo en que no quieren caer de nuevo en una guerra. Debido a su cultura de reparto de poder que data de antiguo Líbano se ha podido mantener frente a las crisis que se han extendido por los países de alrededor. Además , existe una bien arraigada historia de prácticas democráticas, aunque sea precaria e imperfecta. Con todo, la libertad de expresión y la libertad intelectual no han estado en peligro. ¡Miren lo que ocurre en Libia, Siria o Egipto ! No obstante, no podemos seguir apostando simplemente por la resistencia de Líbano y por su cultura de reparto de poder compartido, y cerrar los ojos a la necesidad de reactivar unas instituciones inactivas y de proporcionar gobernanza estructural al país. En julio de 2015, por ejemplo, hubo una enorme crisis de basuras. Para muchas personas aquello fue la prueba de que el sistema político de Líbano es insostenible porque ya no se ocupa de las cuestiones clave: gestionar los bienes públicos y proporcionar infraestructuras y servicios públicos.

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