Ha habido un aumento significativo en la cantidad de indígenas y
ambientalistas asesinados por disputas de tierras en Brasil mientras
los expertos en derechos humanos advierten de un estado de ánimo
político peligroso en la nación.
Una nueva investigación de la ONG Comisión Pastoral de la Tierra (CPT) por los derechos humanos brasileños y compartida con Greenpeace’s Energydesk
muestra que 37 personas han muerto en los primeros seis meses del año
en los conflictos de tierras rurales, ocho más que en el mismo lapso del
año 2016.
Estos datos llegan mientras el Gobierno de derecha
del presidente Temer ha recortado los fondos de manera espectacular a la
agencia de derechos de los indígenas del país, la Funai.
La
CPT, que ha estado recopilando datos sobre violencia rural desde 1985,
ha encontrado que hasta el momento el número de personas que murieron en
estas disputas supera las cifras del año pasado, cuando murieron 61
personas.
A finales de abril la violencia contra los indígenas en Brasil ocupó titulares internacionales
cuando 13 miembros de la comunidad Gamela en el estado de Maranhão
fueron atacados por los agricultores con machetes en un brutal conflicto
de tierras.
Un par de semanas antes nueve personas fueron
apuñaladas y baleadas por una disputa territorial en el estado de Mato
Grosso, en la Amazonia.
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