El drama de miles de personas migrantes que trabajan en condiciones de
semiesclavitud en las plantaciones de la península italiana va
paulatinamente despertando preocupación en varios ámbitos de la vida
nacional. La aprobación de una ley que castiga con fuerza la explotación
laboral demuestra que sí es posible hacer algo para acabar con esta
ignominia.
Largas y extenuantes jornadas de trabajo, salarios indignos, falta absoluta de las normas mínimas de seguridad e higiene, hacinamiento en las barracas donde viven, condiciones de precarización laboral absoluta, son solamente algunas de las graves violaciones que sufren los obreros agrícolas, en su mayoría migrantes, en las plantaciones italianas y de otros países de Europa.
Son miles de seres humanos explotados bajo el sistema de caporalato[1], cuyo sufrimiento enriquece tanto al capataz (caporale) que contrata la mano de obra, como el empresario agrícola que se desinterese de las condiciones laborales de estas personas.
Las zonas más afectadas son las regiones del sur de Italia, aunque el fenómeno ya se ha extendido prácticamente a todo el país. Son plantaciones de cítricos, tomates, manzanas, sandías, uva, hortalizas, pero también hay una fuerte presencia en el sector pecuario.
La mano de obra migrante empleada en las plantaciones proviene principalmente del Este Europeo (Rumania y Bulgaria), África del Norte (Marruecos y Túnez) y de Asia (Punjab/India). En menor cantidad de África Central (Senegal y Camerún).
Largas y extenuantes jornadas de trabajo, salarios indignos, falta absoluta de las normas mínimas de seguridad e higiene, hacinamiento en las barracas donde viven, condiciones de precarización laboral absoluta, son solamente algunas de las graves violaciones que sufren los obreros agrícolas, en su mayoría migrantes, en las plantaciones italianas y de otros países de Europa.
Son miles de seres humanos explotados bajo el sistema de caporalato[1], cuyo sufrimiento enriquece tanto al capataz (caporale) que contrata la mano de obra, como el empresario agrícola que se desinterese de las condiciones laborales de estas personas.
Las zonas más afectadas son las regiones del sur de Italia, aunque el fenómeno ya se ha extendido prácticamente a todo el país. Son plantaciones de cítricos, tomates, manzanas, sandías, uva, hortalizas, pero también hay una fuerte presencia en el sector pecuario.
La mano de obra migrante empleada en las plantaciones proviene principalmente del Este Europeo (Rumania y Bulgaria), África del Norte (Marruecos y Túnez) y de Asia (Punjab/India). En menor cantidad de África Central (Senegal y Camerún).
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