Mi actuación estaba programada para el 8 de julio en el Vienna Jazz
Festival con el virtuoso intérprete jordano palestino de laúd Kamal
Musallam y el embajador musical de Indonesia Dwiki Dharmawan. Nuestra
banda se llama World Peace Trio
y se dedica a difundir un mensaje de reconciliación y armonía humanas.
Parece que el lobby sionista austríaco se opuso a este mensaje.
Utilizaron todas las jugadas truculentas disponibles en la Hasbara israelí
para empujar a la sumisión de la ciudad de Viena. El Festival de Jazz
de Viena fue informado por su principal financiador (la ciudad de Viena)
de que Gilad Atzmon debía ser expulsado.
Por supuesto al lobby
judío le volvió a salir el tiro por la culata. Me impidieron actuar así
que en vez de esa actuación esa noche fui invitado por la Sociedad para
las Relaciones Austro-árabes para entregar mi mensaje de disentimiento
(el vídeo se lanzará pronto).
Probablemente me alegraría el
hecho de que la invitación atormentara a los sionistas ardientes lo
suficiente como para esforzarse en empujar a la ciudad de Viena a actuar
como saboteadora cultural. A pesar de sus acciones nadie fue capaz de
decirnos a mí ni a los demás miembros del Trio por la Paz Mundial qué es lo que tienen que objetar. ¿Qué es lo que no podían decir? ¿Es la publicación de mi nuevo libro Being in Time,
que asusta a mis detractores? ¿Es el hecho de que en el libro vuelvo a
articular la dicotomía Jerusalén/Atenas? ¿Es porque analizo el fracaso
sistemático de lo político? ¿O tal vez el problema es que me las arreglé
para aclarar el significado de la dominación del lobby judío en
Occidente?
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