En muchos aspectos, las mujeres han adelantado a los hombres en la enseñanza superior. Hoy en día hay más mujeres matriculadas en universidades
y muchas más logran graduarse. En muchos campus, los programas de
estudios sobre mujeres y género han proliferado en toda la nación. Pero
el avance educativo de las mujeres no es barato.
Según un nuevo análisis realizado por la American Association of University Women,
existe un coste oculto detrás de la igualdad de género en la educación y
es que las deudas estudiantiles contraídas por el alumnado son
completamente desproporcionadas. Las mujeres piden más préstamos que los
hombres para "salir adelante" en sus carreras profesionales solo para
encontrarse con que sus futuros dependen completamente del peso de sus
deudas.
Las mujeres acumulan cerca de dos tercios del monto de la
deuda total del país que asciende hasta los 1,3 billones de dólares
–todas juntas suman más o menos 833.000 millones de dólares en deuda en
comparación con los 477.000 millones de los hombres. Las razones por las
que esta deuda es mayor son variadas, pero esta tendencia revela que el
problema relacionado con el sexismo en los campus quizá no solo es
producto de una discriminación flagrante sino más bien una crisis lenta
que erosiona sus oportunidades económicas cuando ellas entran en el
mercado laboral.
Graduarse endeudado hasta las cejas no solo
significa empezar una nueva etapa de tu vida con un agujero financiero,
sino que también hace cada vez más complicado conseguir una estabilidad
económica con el paso del tiempo. Complica la posibilidad de comprar una
casa, formar una familia o ahorrar para la jubilación. Las deudas
limitan el poder de elección de las personas a la hora de decidir dónde
vivir e incluso de cuándo casarse. Y, especialmente para las mujeres, la
ilusión de estar en "igualdad de condiciones" con los hombres termina
enmascarando dificultades ocultas que ellas siguen soportando
desproporcionadamente.
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