La frase original de Carl von Clausewitz rezaba: “La guerra es la continuación de la política, por otros medios”. Con ello, el estratega
militar prusiano, quería recalcar la importancia de la “inteligencia” d
entro de las campañas militares, durante el periodo decisivo para la
conformación de Alemania, entre finales del siglo dieciocho y principios
del diecinueve. La idea de Clausewitz era que l as pasiones populares
(odio, deseo de venganza, xenofobia, racismo), se tenían que
instrumentar y conducir a través de la estrategia militar, en favor de
los intereses de la clase dominante (lo que Clausewitz llama
Inteligencia o Política). La mayor manifestación de este encauzamiento
del odio popular se da dentro del fenómeno del nazismo, entre 1932 y
1945, por medio de la “Propaganda”. C ampañas intensas que, a través de
todos los medios de comunicación de aquel entonces, encabezados por la
industria fílmica , convencían al ciudadano común de su identificación
con el aparato industrial-militar que trabajaba en favor de los
intereses particulares de una élite, llamada a si misma: “Alemania”.
Göbbels, ministro de propaganda del tercer reich, fue el encargado de
definir el término y dotarle de una serie de principios que se mantienen
vigentes. S in embargo las ideas de von Clausewitz ya tenían largo
tiempo de haberse difundido y propagado al rededor del mundo y , aunque
no se contase con el manual de Göbbels, se practicaba la manipulación
fascista, tanto entre los aliados nazis, como entre sus enemigos. El
gobierno norteamericano, para adoctrinar a su pueblo, lanzo una campaña
de filmes anti-alemanes y todo genero de publicaciones, entre las que
aún sobresalen los “súper héroes”, un paralelo a la idea de
“super-hombre” promovida por el régimen nazi, que superaba a los últimos
en fantasía y subjetividad. Los súper héroes son modelos inalcanzables
en que los jóvenes fijan su admiración ciega, son depósitos perfectos de
impulsos viscerales, justo como planteaba Clausewitz.
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