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sábado, 22 de julho de 2017

El turismo de la violencia en Israel

“En dos horas no puedes convertirte en un profesional, pero damos a los visitantes la conciencia de lo que significa mantener tu vida a salvo, a tu comunidad y a tu familia”, dice Sharon Gat con una sonrisa brillante que resplandece por los territorios palestinos ocupados, donde ahora pisa este coronel de reserva del Ejército de Israel.
El orgullo de Gat es Calibre 3, una empresa de seguridad que nació al calor de la lucha contra el terrorismo desatada por Estados Unidos luego de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York en septiembre de 2001. Desde esa fecha, la industria de las denominadas “empresas contratistas” se expandió como un reguero de pólvora (literal) por Afganistán e Irak, y tuvo su punto de mayor esplendor con la invasión estadounidense a suelo iraquí en 2003. Blackwater, DynCorp o Halliburton fueron las compañías que llevaron al terreno una de las propuestas insignias de los neoconservadores encabezados por George W. Bush: privatizar absolutamente todo lo que se cruce en el camino, expandir por el mundo una política de guerra permanente y permitir a las grandes empresas -en las que los neoconservadores eran sus principales directivos-, firmar contratos millonarios con los estados, aunque los resultados positivos todavía se están esperando.

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