Nadie pensaba al construir una de las mayores centrales nucleares de
la Unión Soviética, con proyectos iguales en Leningrado y Kursk, que esa
central a solo cien kilómetros de Kiev, entonces capital de la
república soviética de Ucrania, podía explotar y originar el mayor
accidente tecnológico de la Historia de la Humanidad. Nuestro viaje
hacia la central y la zona de alienación o exclusión que rodea Chernóbil
empieza precisamente en Kiev.
Visitar la central no es difícil
actualmente y cualquier persona puede hacerlo. Con una antelación mínima
de diez días hay que hacer la solicitud formal a las autoridades
ucranianas, pagar ciertas tasas y listo. En realidad la mayoría de gente
que visita la zona lo hace a través de agencias especializadas. Turismo
de catástrofes, se llama. Pero sobre los visitantes y sus
peculiaridades, un poco más adelante.
Nuestro viaje en poco más de
una hora nos lleva desde el centro de Kiev al punto de control de
Didyatki. A partir de allí empieza “la Zona”. Actualmente esta se divide
en dos, el área de 30 kilómetros al rededor de la central, donde la
vida limitada de personas es posible, y el de 10 kilómetros donde, como
nos cuenta la viceministra de ecología de Ucrania, Svitlana Kolomiets,
“en miles de años es poco probable que ese terreno se pueda utilizar”,
ya sea para vivir, o para cualquier actividad aparte de la
investigación.
Precisamente para no convertirnos en unos turistas
más, consultamos con esta viceministra la percepción y planes que tienen
las autoridades para la zona, y así comprender mejor las perspectivas
de ese lugar. Kolomiets nos sorprende con una visión diferente a lo
habitual: “Debemos reconsiderar nuestra percepción de la zona. Llevamos
30 años considerando este territorio como el de la tragedia, la
catástrofe, aunque la naturaleza ya ha demostrado un alto grado de
recuperación. A más tardar en 2017 se colocará el nuevo arca que hará
del lugar del accidente un lugar más seguro y podremos avanzar en la
limpieza. Por otro lado es un territorio muy grande dentro de nuestro
país que puede ser utilizado con provecho. Debemos ir pasando poco a
poco de la tragedia a la perspectiva del desarrollo progresivo,
territorio de la esperanza”.
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