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quarta-feira, 27 de abril de 2016

Chernóbil, 30 años después del desastre

Nadie pensaba al construir una de las mayores centrales nucleares de la Unión Soviética, con proyectos iguales en Leningrado y Kursk, que esa central a solo cien kilómetros de Kiev, entonces capital de la república soviética de Ucrania, podía explotar y originar el mayor accidente tecnológico de la Historia de la Humanidad. Nuestro viaje hacia la central y la zona de alienación o exclusión que rodea Chernóbil empieza precisamente en Kiev.
Visitar la central no es difícil actualmente y cualquier persona puede hacerlo. Con una antelación mínima de diez días hay que hacer la solicitud formal a las autoridades ucranianas, pagar ciertas tasas y listo. En realidad la mayoría de gente que visita la zona lo hace a través de agencias especializadas. Turismo de catástrofes, se llama. Pero sobre los visitantes y sus peculiaridades, un poco más adelante.
Nuestro viaje en poco más de una hora nos lleva desde el centro de Kiev al punto de control de Didyatki. A partir de allí empieza “la Zona”. Actualmente esta se divide en dos, el área de 30 kilómetros al rededor de la central, donde la vida limitada de personas es posible, y el de 10 kilómetros donde, como nos cuenta la viceministra de ecología de Ucrania, Svitlana Kolomiets, “en miles de años es poco probable que ese terreno se pueda utilizar”, ya sea para vivir, o para cualquier actividad aparte de la investigación.
Precisamente para no convertirnos en unos turistas más, consultamos con esta viceministra la percepción y planes que tienen las autoridades para la zona, y así comprender mejor las perspectivas de ese lugar. Kolomiets nos sorprende con una visión diferente a lo habitual: “Debemos reconsiderar nuestra percepción de la zona. Llevamos 30 años considerando este territorio como el de la tragedia, la catástrofe, aunque la naturaleza ya ha demostrado un alto grado de recuperación. A más tardar en 2017 se colocará el nuevo arca que hará del lugar del accidente un lugar más seguro y podremos avanzar en la limpieza. Por otro lado es un territorio muy grande dentro de nuestro país que puede ser utilizado con provecho. Debemos ir pasando poco a poco de la tragedia a la perspectiva del desarrollo progresivo, territorio de la esperanza”.

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