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terça-feira, 26 de abril de 2016

Panamá y la criminalización del sistema financiero mundial

Sharmini Peries: En el plazo de una semana, los once millones de documentos denominados papeles de Panamá, publicados por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, se han convertido en un nombre familiar para todos. Los documentos están relacionados con el bufete panameño de abogados Mossack Fonseca, que ayudó a abrir cuentas en el extranjero a algunos de los dirigentes más ricos y poderosos para que pudieran blanquear dinero y evadir impuestos.
El martes [12 de abril], la policía panameña registró el bufete Mossack Fonseca buscando más documentos relacionados con actividades ilícitas. Pero, ¿qué es lo que esperaban encontrar, puesto que desde hace ya algún tiempo sabemos que el sector bancario, especialmente los ladrones de cuello blanco, en instituciones como el Credit Suisse y otros, utilizan las cuentas en el extranjero para evadir impuestos? ¿Quién está realmente detrás de la creación de estos mecanismos y vacíos legales para evadir impuestos?
El economista Michael Hudson expone que ciertos sectores de nuestra economía crearon Panamá como paraíso fiscal con tal objetivo. Hudson es un distinguido profesor e investigador de economía en la Universidad de Missouri, en Kansas City, y fue economista de la balanza de pagos en el Chase Manhattan Bank. Es autor de numerosos libros, el último que ha publicado es: “Killing the Host: How Financial Parasites and Debt Bondage Destroy the Global Economy”.
Michael, vamos a comenzar con una breve historia sobre la creación de Panamá, de cómo EE.UU. se lo compró a Colombia y su importancia actual frente a los papeles de Panamá.
Hudson: Bien, Panamá se le arrancó a Colombia ante todo para poder tener un canal. Se creó de forma muy parecida a Liberia. No es realmente un país en el sentido de tener una moneda propia y un sistema propio de impuestos. Panamá utiliza dólares estadounidenses. Lo mismo hace Liberia. La verdadera historia no aparece en los papeles de Panamá. Lógicamente, los informadores se centran en los delincuentes que blanquean dinero. Pero Panamá no se diseñó para blanquear dinero. Se diseñó para blanquear las ganancias, sobre todo las procedentes de las industrias del gas y petróleo y de la industria minera.
Panamá y Liberia se distinguieron siempre por tener “banderas de conveniencia”. Los buques dedicados a transportar petróleo y minerales se registraban bajo las banderas de Panamá y Liberia o de algún otro país que utilizara el dólar estadounidense y no su propia moneda local.
De esto me enteré hace unos cuarenta años, cuando estaba haciendo un estudio de la balanza de pagos de la industria petrolífera. Me dirigí a Standard Oil, y su tesorero me fue guiando por su hoja de balance. Le dije que no podía averiguar si Standard Oil y el resto de las compañías petroleras obtenían sus ganancias al final de la producción o al final de la distribución, tras el refinado y la venta. Y me dijo: “Conseguimos nuestras ganancias justo aquí, en Nueva York, en la oficina del Tesorero”. Le pregunté qué es lo que quería decir y me explicó: “El petróleo que compramos a Arabia Saudí o en Oriente Próximo se lo vendemos a precios muy bajos a la compañía de barcos petroleros que está registrada en Panamá o Liberia”. Son países que no tienen impuestos sobre la renta porque no son verdaderamente un país. Las compañías petroleras venden después el crudo a distribuidores intermedios en EE.UU. o Europa, con un margen inmenso de beneficios.

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