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sexta-feira, 22 de abril de 2016

¿Qué significa fracaso?

En este momento, en Iraq hay un máximo de 3.870 militares de Estados Unidos (es decir, 7.740 botas sobre el terreno) sosteniendo la guerra contra el Dáesh *. Este el “límite oficial” impuesto por la administración Obama, porque todo el mundo sabe que el presidente y sus más altos funcionarios están deseando terminar las guerras en Oriente Medio, no ampliarlas. Por supuesto, ese número no incluye a los otros 1.130 (o 2.260 botas) –se trata de una estimación; la cantidad exacta no la sabemos– militares estadounidenses que están allí solo para lo que llamamos... eeeh... umm... “despliegues temporales”, o son el resultado del solapamiento en los despliegues rotativos, aunque quizás habría que agregar a unos 5.000 instructores y consejeros, o –por lo que sabemos– tal vez algunos más, incluyendo a los 200 integrantes de unidades de operaciones especiales, cuyos efectivos no están oficialmente reconocidos por nadie pero son mencionados en los informes de prensa. Y naturalmente, eso guarismo de 5.000 no incluye a los contratistas privados estadounidenses que también llegan a Iraq cada día en número creciente para apoyar a los militares de Estados Unidos porque todo el mundo sabe que ellos no son tropas ni botas sobre el terreno y por eso no se cuentan. Esas son las normas.
No olvidéis que en este momento la totalidad de las operaciones sobre el terreno no podría ser más limitada. Aunque el número de estadounidenses, que se desempeñan como instructores, asesores y soldados de operaciones especiales, sigue creciendo lentamente, al menos están ayudando a la reconstrucción de las fuerzas armadas iraquíes en las propias bases de Iraq. En otras palabras, esta ronda de las guerras de Washington en Iraq no guarda relación alguna con la anterior (2003-2011), cuando el Pentágono tuvo a sus contratistas privados construyendo cientos de bases estadounidenses cuyo tamaño iba desde el de una ciudad de EEUU a un pequeño puesto de combate. Esta vez, las fuerzas armadas de Estados Unidos no tiene bases propias, ni siquiera una... eeeh... umm... al menos no las tenía hasta hace poco tiempo, cuando un marine estadounidense especialista en fuego de artillería de campo murió en un ataque con cohetes del Dáesh en lo que resultó ser un puesto de combate de los marines de EEUU –Fire Base Bell– en el norte del país. El marine estaba involucrado en acciones de apoyo de artillería al ejército iraquí en su avance (atascado) hacia la segunda ciudad del país, Mosul; sin embargo, estas acciones no son “operaciones de combate” porque está bien establecido que ninguna unidad estadounidense –excepto alguna de operaciones especiales– está combatiendo en Iraq (ni en Siria). De hecho, los funcionarios de Estados Unidos hacen notar que el uso de la artillería en realidad no cuenta como combate. Es algo más parecido a las operaciones aéreas contra el Dáesh, salvo que... eeeh... umm... se realizan en tierra.

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