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quinta-feira, 21 de abril de 2016

¿Hasta dónde pueden dejarse vejar los ciudadanos de un país?

Uno a uno eran llamados a votar los 511 once diputados presentes. Los llamaba el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha.
La sesión duró horas, cerca de siete. La cifra decisiva era 342, los dos tercios necesarios para aprobar la recomendación del impeachment, para enviar el caso al senado donde, también por dos tercios de los votos, se deberá decidir la suerte de la presidente Dilma Rousseff.
Uno a uno salían los diputados a expresar públicamente su voto, transmitido en directo a todo el mundo. El que quisiera verlo, podría hacerlo por internet. Fue mi caso.
No vi, en todo caso, el voto al que me refiero: el de un diputado homenajeando al coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, muerto en octubre del año pasado, torturador de la ahora presidente cuando, en los años 70, durante la ola más represiva del golpe militar de 1964, dirigía el Destacamento de Operaciones de Información-Centro de Operaciones de Defensa Interna, conocido como DOI-CODI.
La intervención del diputado Jair Bolsonaro puede ser vista en internet. Está en Youtube. Militar retirado, como Ustra, diputado más votado del estado de Rio de Janeiro en las pasadas elecciones, del Partido Social Cristiano (PSC), Bolsonaro empezó hablando de “este día de gloria para el pueblo brasileño”. Recordó el golpe militar cuando afirmó: “perdieron en 1964 y perderán ahora”. Votó “contra el comunismo, por nuestra libertad, contra el Foro de Sao Paulo, por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de Dilma Rousseff, y por dios por encima de todo”.
El coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, a quien Bolsonaro trata como héroe de la patria, fue responsable de por lo menos 45 muertes y desapariciones en el período en que comandó el DOI-CODI, aparato de represión de la dictadura militar, de 1970 a 1974. Los sobrevivientes cargan en la piel y en la memoria las marcas de la violencia y del miedo.
Ustra torturó embarazadas. Violó decenas de mujeres. Ordenó o ejecutó torturas inimaginables contra varios presos políticos. Llevó los hijos pequeños de Maria Amélia de Almeida Teles, Amelinha, para que la vieran siendo torturada, en la silla del dragón”. Ahí, el torturado, desnudo y con diversas partes del cuerpo conectados a la corriente eléctrica, era sometido a suplicio. El cardenal Paulo Evaristo Arns describió la silla del dragón en su libro “Brasil: nunca más”.
Dos hijos de Bolsonaro son también diputados. El padre quiere ser presidente. Tiene 8% de las intenciones de voto. Entre el grupo más rico del país es el favorito. Entre los más escolarizados, está en segundo lugar.

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