Uno a uno eran llamados a votar los 511 once diputados presentes. Los 
llamaba el presidente de la Cámara de Diputados, Eduardo Cunha. 
La 
sesión duró horas, cerca de siete. La cifra decisiva era 342, los dos 
tercios necesarios para aprobar la recomendación del impeachment, para 
enviar el caso al senado donde, también por dos tercios de los votos, se
 deberá decidir la suerte de la presidente Dilma Rousseff.
Uno a 
uno salían los diputados a expresar públicamente su voto, transmitido en
 directo a todo el mundo. El que quisiera verlo, podría hacerlo por 
internet. Fue mi caso.
No vi, en todo caso, el voto al que me 
refiero: el de un diputado homenajeando al coronel Carlos Alberto 
Brilhante Ustra, muerto en octubre del año pasado, torturador de la 
ahora presidente cuando, en los años 70, durante la ola más represiva 
del golpe militar de 1964, dirigía el Destacamento de Operaciones de 
Información-Centro de Operaciones de Defensa Interna, conocido como 
DOI-CODI. 
La intervención del diputado Jair Bolsonaro puede ser 
vista en internet. Está en Youtube. Militar retirado, como Ustra, 
diputado más votado del estado de Rio de Janeiro en las pasadas 
elecciones, del Partido Social Cristiano (PSC), Bolsonaro empezó 
hablando de “este día de gloria para el pueblo brasileño”. Recordó el 
golpe militar cuando afirmó: “perdieron en 1964 y perderán ahora”. Votó 
“contra el comunismo, por nuestra libertad, contra el Foro de Sao Paulo,
 por la memoria del coronel Carlos Alberto Brilhante Ustra, el pavor de 
Dilma Rousseff, y por dios por encima de todo”.
El coronel Carlos
 Alberto Brilhante Ustra, a quien Bolsonaro trata como héroe de la 
patria, fue responsable de por lo menos 45 muertes y desapariciones en 
el período en que comandó el DOI-CODI, aparato de represión de la 
dictadura militar, de 1970 a 1974. Los sobrevivientes cargan en la piel y
 en la memoria las marcas de la violencia y del miedo.
Ustra 
torturó embarazadas. Violó decenas de mujeres. Ordenó o ejecutó torturas
 inimaginables contra varios presos políticos. Llevó los hijos pequeños 
de Maria Amélia de Almeida Teles, Amelinha, para que la vieran siendo 
torturada, en la silla del dragón”. Ahí, el torturado, desnudo y con 
diversas partes del cuerpo conectados a la corriente eléctrica, era 
sometido a suplicio. El cardenal Paulo Evaristo Arns describió la silla 
del dragón en su libro “Brasil: nunca más”.
Dos hijos de 
Bolsonaro son también diputados. El padre quiere ser presidente. Tiene 
8% de las intenciones de voto. Entre el grupo más rico del país es el 
favorito. Entre los más escolarizados, está en segundo lugar.
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