Hace unos días, la CNN emitía imágenes de un aberrante negocio: el de la
subasta de personas esclavas en Libia (22). Un país –recordemos- cuya
Guardia Costera recibirá 46 millones de euros de la Unión Europea para
controlar la salida de migrantes (23). La nación que consiguió tener la
mayor renta per cápita y el mayor índice de desarrollo humano de África
(24). Que hoy es un caos social, político y económico absoluto (25). Del
que la mitad de su población ha emigrado y buena parte de la que queda
vive en situaciones de pobreza no conocidas antes (26). Es el resultado
de la operación que acabó con el gobierno incómodo de Muammar
el-Khadafi: Occidente y las monarquías del Golfo armaron primero al
yihadismo (27). Después, meses de mentiras y propaganda anestesiaron a
la opinión pública para los bombardeos de la OTAN (28). Fue el papel de
poderosos medios... como CNN. El canal que ahora nos arranca lágrimas de
indignación con sus imágenes de los mercados de esclavos (29). Los que
jamás habrían existido sin su participación criminal en la destrucción
de países como Irak, Siria y Libia.
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