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quinta-feira, 28 de dezembro de 2017

Estados Unidos, modelo racial de la Alemania nazi

Un libro de reciente aparición, Hitler's American Model [Princeton University Press, 2017], de James Q. Whitman, argumenta de modo convincente que las medidas políticas de Hitler se inpiraron en el racismo institucionalizado en los Estados Unidos y el pragmatismo de su Derecho consuetudinario.

El 26 de julio de 1935, cerca de un millar de manifestantes antinazis asaltaron el Bremen, un elegante y modernísimo transatlántico alemán que había fondeado en nueva York. Los manifestantes lograron hacer trizas la bandera con la esvástica del barco y lanzarla al río Hudson. Fue el climax de un largo y cálido verano neoyorquino de luchas callejeras entre pronazis y antinazis.

Cinco de los alborotadores del incidente del Bremen fueron detenidos, pero cuando comparecieron ante el juez Louis Brodsky en septiembre de 1935 sucedió algo digno de nota: Brodsky desechó todos los cargos, alegando que la esvástica era “una bandera negra de piratería” que merecía ser destruida, emblema de “una revuelta contra la civilización…un retroceso atávico a condiciones sociales y políticas de antes de la Edad Media, por no decir bárbaras”.

El Derecho que amparaba la valerosa proclamación de Brodsky era cuestionable, y no pasó mucho tiempo antes de que el Departamento de Justicia de Roosevelt se disculpara ante Alemania por la decisión del juez. Hitler elogió a la administración de Roosevelt por desautorizar el dictamen de Brodsky. Pero la absolución de los vándalos antinazis por parte del judío Brodsky se convirtió con todo en una cause celèbre para el partido de Hitler. Las Leyes de Nuremberg de septiembre de 1935, que imponían severas restricciones a los judíos alemanes, eran, así lo afirmaban los nazis, una “contestación” al “insulto” de Brodsky.

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