En el debate histórico de 1932 donde la República aprobó el primer Estatuto de Autonomía en España, Manuel Azaña, ante la campaña
“patriótica” de la derecha contra la aprobación del nuevo Estatuto para
Cataluña, dijo solemnemente que “ningún programa político tiene escrita
su solución en el código del patriotismo”.
Podríamos repetir sus
palabras 85 años después, porque la actual movilización patriótica
españolista contra el movimiento soberanista catalán ha sido
extraordinaria, siendo conscientes que esa no es la solución, es el
problema. Sin diálogo, sin respeto y sin pacto, el catalanismo, el
nacionalismo catalán, no se sentirá integrado en nuestro país, y la
desafección y el desencuentro impedirán el progreso democrático de
España.
Y ya sabemos que no hubo ni diálogo, ni respeto, ni
pacto con Cataluña, al revés, el gobierno del PP ha tenido una actuación
negacionista frente al intento catalán de potenciar su autogobierno
primero, y de declarar la independencia después, negacionismo
españolista que como respuesta ha provocado la fuga hacia delante del
catalanismo, esto es, la derecha española ha puesto en marcha una
dinámica de polarización bien conocida desde hace un siglo, pues ya en
1927 el líder histórico del nacionalismo conservador catalán Francesc
Cambó, en su libro Per la Concordia , dejó escrito que “cuando el
encono contra Cataluña se acentúa, cuando en ésta se debilita la
esperanza de una solución armónica del pleito catalán, entonces la
irritación y la desesperanza engendran en el espíritu de muchos
catalanes un sentimiento secesionista”. Fue lo que pasó entonces en
Cataluña frente a la dictadura de Primo de Rivera, y es también lo que
pasó estos años frente al gobierno de España con el “pleito catalán”.
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