No siempre una imagen vale más que mil palabras. Sin embargo, siempre,
mil imágenes demuelen cualquier intento de maquillaje, toda forma de la
manipulación, y muestran una realidad, dejan al desnudo intenciones,
nortes y metas de un gobierno y, sobre todo, la esencia de su modelo, de
una forma de pensar el mundo y de gobernar para conseguirlo.
Los
registros audiovisuales de los sucedidos del jueves 14 de diciembre
pasado en los alrededores -extendidos- del Congreso de la Nación, de la
Gobernación y del Banco Provincia bonaerenses, y de muchísimos lugares
de la Argentina, eximen de palabras a cualquier persona honesta,
desprendida de los prejuicios que esconde el concepto “grieta”.
A menos que se logren algunas confirmaciones como, por ejemplo:
· Que la limosna, como la define la diputada Graciela Camaño, de 4.000
millones de pesos (más de 220 millones de dólares) con la que Macri
trata de comprar el voto de los diputados de algunos gobernadores
“justicialistas” sean más que los $75.000 o $100.000 millones (según
cómo se calcule: de 4.200 a 5.560 millones de dólares) que les arrebata a
jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo (AUH) el
ajuste que beneficia a la gobernadora macrista de la Provincia de Buenos
Aires María Julia Vidal, ya preparando la plataforma electoral para las
presidenciales del 2019 y, de paso, interpretando la partitura de
achique estatal del FMI.
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